Veo en una revista de cotilleo, de esas que nadie confiesa frecuentar, pero que todo el mundo ojea(es decir le echa un ojo) y hojea, (es decir que pasa las hojas), a una cantante mejicana casada con un empresario español, cuyo nombre empieza por P (el de la cantante, el del empresario empieza por N), fotografiada portando al brazo un bolso que según indica un rótulo adjunto, tiene el módico precio de cuatro mil euros (mínimo).
Es cierto que parece tener un buen tamaño.Y también un bonito color rojo. Pero, ¿de que estará hecho el bolsito para tener ese precio? No puedo creer que el hecho de tener una H, inicial del nombre del fabricante del objeto, pueda encarecer un bolso, no digo un baul, ni una maleta, digo tan solo ¡un bolso!, hasta el sueldo recibido por cuatro personas durante un mes.
Este tipo de bolsos, absurda e inexplicarblemente caros, suele ser falsificado con parecido bastante logrado, por fabricantes asiáticos y con frecuencia los venden en tenderetes de la calle a cuarenta euros. ¡Cuatro mil a cuarenta!. Y como son bonitos, muchas señoras los compran. Pero entonces puede parecer que cualquier mujer puede hacerse con un "H". Y a la señora P, no le gustará saber que yo ando por ahí con un bolso igual al de ella, siendo así que ella es una celebridad y yo no. La gente que me conoce, sabe que el bolsito no está al alcance de mis posibilidades. Pero los que no me conocen, podrían dudarlo, y el bolsito en cuestión se devaluaría. ¿qué tanto por ciento de mujeres que van por las calles llevan un bolso de cuatro mil euros? Ese es el asunto. Si compramos bolsos de imitación nos cargamos la estadística. Y eso no va a gustar ni a la señora P, ni al fabricante, señor H, porque se devaluarán sus bolsos...¡hay que aguantar cada cosa...!
domingo, 7 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario